24 abril 2010

Sábado



Sábado. Nada de sabático. No ando para sutilezas judeocristianas y lo que quiero es surfear hasta que mis brazos sientan que se desprenden de mi tronco. Suerte que la marea está alta, remo sin parar hasta pasar una, dos, tres olas y me detengo justo donde nace la cuarta, la paso por lo alto deslizándome suavemente y con la misma suavidad me asiento sobre la superficie del mar. Me siento en la tabla y espero el siguiente set.
El sol de las cuatro de la tarde no podría iluminar más esta tierra de humanos, su reflejo sobre mi tabla espanta a las gaviotas y de vez en cuando rebota hacia mis ojos. Allí viene naciendo una buena, empiezo a remar con todas mis fuerzas y cuando estoy por encima, a patalear hasta que desciendo a toda velocidad, me paro y monto la ola primero con delicadeza y precaución y luego con firmeza y algo de agresividad. Salto sobre la ola y caigo del otro lado, exhausta pero contenta, y vuelvo a remar. Hago esto por más de dos horas, ida y vuelta, siento como mi piel va bronceándose y mis labios secándose pero no me detengo, para esto vine y de acá no me muevo si no es sobre mi tabla.
El sol cae sin más remedio y veo a mi padre hacerme señas para que salga del agua. Lo hago de mala gana aunque ya la marea estaba de bajada y a menos que quiera mi propia escena de Pointbreak ya tenía que ir saliendo tarde o temprano. Mis padres y yo nos quedaremos esta noche en Playa Venecia y mañana regresaremos a la ciudad. Salimos a comer algo al centro y por todas partes, en cada tienda o restaurant por el que pasamos vemos a la gente pegada al televisor, lo cual sería una buena seña del alienamiento cultural de nuestra sociedad para cualquier investigador, pero hoy no es esa la motivación, se trata del Campeón Junior Canales, transmitían un amplio documental con entrevistas al famoso boxeador y a su familia, y una conversación inédita que sostuvo con un periodista la tarde antes a su muerte.
Lo había olvidado, las olas me hicieron olvidar a mi Junior, fue bueno por un instante pero ahora vuelvo a pensar en él y no hago más que entristecerme. Mis padres también, el pueblo entero se entristece. Junior Canales fue más que un héroe para esta nación, fue un símbolo de lucha, nunca se dejó vencer.
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Julieta, ya ven mija que se te enfría lo que pediste, ya olvídate por un momento de ese asunto y ven a comer, Ya mamá ya voy no tienes por qué gritarme, ya ya me senté, contenta? Ay mija no te pongas de ese genio que vinimos a la playa para desestresarnos, no para volver aun más tensos.. Y por cierto, ya quiero que me prepares tu hoja de vida para que tu padre vaya hable con sus amigos en La Bananera, aver si ya empiezas a hacer prácticas aunque sea, que de alguna manera se tiene que empezar, porque nosotros ya no estamos como para mantenerte toda la vida, tú ya eres una muchacha grande hecha y derecha, te hemos educado de la mejor manera y ya es tiempo de que te hagas valer por ti misma, Ya mamá ya, está bien, pero no me empieces con tus sermones justo hoy, Pero mija tienes que ya empezar a despabilarte, no puedes ser la misma niña por siempre, ya hablaremos de esto el lunes, ahora come.
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No sé por qué me está viniendo este pensamiento a mi cabeza, Ramón, Ramoncito, sé que no lo conozco a pesar que sea mi vecino pero estos días no he dejado de pensar en él cada vez que me acuerdo de mi Junior. No sé por qué pero me parece que él tiene algo que decirme cada vez que nos topamos, pero nunca se acerca, ni siquiera un hola al pasar, ni una mirada suspicaz. Mañana que regresamos veré si lo saludo o algo.

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