10 enero 2012

La esperanza II


La segunda esperanza

El año es 2002.
Todos
(Es decir, toda mi familia)
Piensan que debería ser escritor.

Arrullo un relato inacabado muy deudor de Kafka.
Lo remato con una intromisión del narrador quien, entre otras imprudencias, 
Se suscribe a la tesis que postula Borges en su prólogo a Ficciones:
Desvarío laborioso y empobrecedor el de componer vastos libros.

Yo, hasta ese entonces, nunca había leído a Borges.
Solamente conocía a Gregorio Samsa y por las noches soñaba con cucarachas escritoras.

El texto kafkiano habita un librero abandonado en la geografía de la cabaña que habito.
Sus tapas son de plástico y su cosido es un espiral infinito de polietileno.

Ese año no veo televisión pero tampoco quiero ser escritor.
Las manos de mis padres envejecen y sus miradas, fijas en el futuro, cada vez se contraen más.

La segunda esperanza que me emprende radica en abandonar esperanzas ajenas y enajenarme a punta de borracheras prepubertad y masturbaciones a dos manos pensando en la profesora que calificó mi kafkiano relato.

La esperanza I


Esperanza primera

"Lasciate ogne speranza, voi ch'intrate"
Inferno – Dante

Tener esperanzas es también una manera de estar preso. En la sala de lecturas del Infierno no hace falta recordar el cartel que marca la entrada. Abandonadas las esperanzas se ha hecho la libertad. A las calles de mi barrio no las adornan ni polis ni prostitutas, diríase que nada sucede entre los barrotes de asfalto. La ciudad gime bajo el pavimento, la promesa de una alfombra de arena cálida al contacto con la piel se escurre como granos finos por entre los dedos. Ciudad presa. ¿En qué momento se había jodido todo? Ni deletreando a Zavalita hallo una respuesta. No la necesito porque no estoy preso. La ciudad no soy yo, sin embargo, l’état, c’est moi. La libertad es siempre un niño abierto de piernas bocabajo con la verga de su padre hiriente que se la ha metido de un envión. La esperanza es un gesto que recubre lamentos, son las gotas de lágrimas y semen congeladas en un poema que nunca será escrito.