21 diciembre 2011
Tesis para una cosmogonía de supermercado o Bildungsroman listo para servir
29 noviembre 2011
El hombre-poema
16 noviembre 2011
El sabor del caos
12 noviembre 2011
Esto apenas comienza
01 noviembre 2011
Miamor esto no es amor
02 septiembre 2011
Visita a La universidad desconocida
poetas investigadores de otros sueños
que son en realidad la pesadilla
latinoamericana: generaciones y
generaciones de flores marchitas pisoteadas
pulverizadas y absorbidas por la pampa
martinfierrista o las regiones más transparentes
los detectives poetas me llevan por senderos
oscuros de algún edificio o conjunto de edificios,
caminando nos encontramos con otras personas,
comprendo que se han acostumbrado a la
penumbra, que esto algún día fue un sendero
luminoso
junto a los poetas detectives sueño en un salón
de clases desocupado, hay, sin embargo, un pupitre
ocupado por un niño o un ser diminuto,
me acerco y veo que cada asiento tiene un nombre,
en el del niño leo: Miguel Muñoz, y me pongo a llorar
me lanzo al suelo desconsolado y noto que los
poetas detectives ya no están, el niño ha desaparecido
también y me despierto
Estoy en un sueño dentro de un sueño
me despierto de un libro de Bolaño que
nunca he leído y caigo en un laberinto borgiano
Somos
de M como el poeta malo
está, como luna de sí mismo,
el otro: M, el mal poeta
que quiere ser su propio sol
Porque entre poeta malo
y mal poeta no hay
diferencia alguna
más allá de que
uno lo sea por convicción
y el otro por natura
Una vez leído Borges
asumimos nuestros fallos
M malo y mal M
maldecidos por los espejos,
la cópula de un progenitor
desconocido, y la lucha
por existir
Olvidé preguntar cuál es mi papel
en esta obra: teatro del absurdo
salpicado de comedia banal,
he dejado de lado
(y por consecuencia hemos)
a Shakespeare y desde Descartes
mutamos hacia: Soy, luego eres.
21 julio 2011
Un plato que se disfruta frío
Dos días había pasado John Jairo Cárdenas Sánchez encerrado en el pequeño cuarto alquilado que ocupaba desde su llegada. Acostado sobre la cama sin colchón, miraba al techo desde donde pendía un viejo ventilador oxidado. John Jairo se extrañaba al pensar que el óxido lo perseguía, lo veía como metáfora de su propia vida. En el cinto del pantalón sentía la frialdad de su compañero inseparable, metió la mano debajo de la camisa, lo acarició y lo levantó por encima de sí. El revólver color naranja con pintas metálicas estaba recubierto en ciertas partes por una capa de sangre seca. John Jairo dejó el arma sobre el aparador que estaba a su lado y se quedó viéndolo, contemplando su magnetismo. El revólver despedía un brillo puntiagudo cada vez que alguna asta del ventilador le echaba un reflejo de sol, casi como un guiño sonriente para John Jairo, que se quedó dormido con los ojos abiertos fijos en su compañero.
Al despertar, John Jairo Cárdenas Sánchez, se dio cuenta que era de noche por la ausencia de reflejos en su amado revólver. Pronto serían tres días de consumada la venganza. El gozo del golpe fallido (aunque John Jairo nunca lo supo) le producía una profunda alegría, una ensoñación lenta que manaba del revólver oxidado y que crecía con el paso de las horas. El viejo revólver bailaba ahora sobre su mano, daba volteretas y se detenía en las más raras posiciones; este juego lo disfrutaba John Jairo en una completa serenidad. De repente, y sin darse cuenta, tocaron a la puerta. El revólver empezó a latir febrilmente, se apuntó a sí mismo hacia el origen del ruido, se cargó de rabia por el descongelamiento del placer y se descargó en un orgasmo violento, sonoro y fatuo.
15 julio 2011
La venganza
El día en que John Jairo Cárdenas Sánchez ejecutó su venganza, nada pudo haber estado más dispuesto para la desgracia. Imagine lector la siguiente situación: amanecía y la mañana seguía pareciendo noche, la lluvia era tan fuerte y tan pesada que cuando John Jairo salió a la calle a la primera cuadra ya estaba empapado. Sin contar el espectáculo que resultaba para todo el barrio, congregado en los balcones, ver a un único peatón saltando entre los charcos. Si algo resultaba mal (como ya debía John Jairo empezar a suponer) la policía disponía ya de suficientes testigos. Siguiendo, sin pena ni gloria llegó nuestro personaje a la parada de autobús, donde siguió mojándose hasta que se embarcó. Pasaron los minutos y la lluvia no cesaba, parecía que avanzaba junto con el autobús, siguiendo a John Jairo a donde fuera que vaya.
Ahora dirá usted, lector crítico y empecinado, que no puede contarse historia más gastada que esta que transcribo. Lo que sucede es que no se trata de ninguna ficción, esto que estoy contando sucedió en la realidad, y pasa que en la vida real las ficciones se repiten sin cesar, nadie escapa del lugar común.
Decía que John Jairo seguía viendo la lluvia por la ventana del transporte, hasta que llegó al centro de la ciudad, al edificio de las oficinas de Aseguradora Continental. Subió veintisiete pisos, recorrió un largo pasillo, entró por la última puerta de la derecha, avanzó unos metros y de nuevo entró por la derecha a la primera oficina. Sentado en un escritorio de espaldas al río se encontraba Miguel Muñoz escribiendo tranquilamente sobre una libreta. John Jairo entró, lo reconoció, sacó el revólver y se desprendió de toda la carga del tambor sin pausas ni remordimientos. Fue tanta su excitación que parecía un extraño caso del síndrome de Amok: llegó, mató y se fue, sin ton ni son.
Lo que no se imagina usted lector, es que en Aseguradora Continental todos los empleados, desde cierta categoría en adelante, somos obligados a llevar chalecos antibalas. Usted sabe, hay que trabajar seguros.
14 julio 2011
Las viejas blasfemas
no han perdido la locura
como la señorita avara de plaza de mayo
M no se inmuta, no presta atención
ni tampoco la cobra
de repente las viejas se toman la tarima de
cualquier político en cualquier contienda
electoral, no importa, lo que sí interesa es
que las viejitas se trepan, se amontonan,
se reproducen
ahora M mira estupefacto la escena
que se desarrolla en todo su esplendor
en frente suyo, el paisaje se llena
de viejecitas rebeldes
cualquier político ha perdido su voz
y ahora se marcha con cualquier excusa
en cualquier carro negro
M no tiene muy claro el papel de
las viejas blasfemas, tan solo
observa con detenimiento, se
arrima a un árbol,
parece que las piernas se le cansan
y se sienta en una banca muy cerca
de la tarima donde ahora las viejas
empiezan a desnudarse: se sacan
todo, hasta las enaguas y una que
otra tanga, M sonríe cuando su
mirada se cruza con alguna que baja
sonrojada desde la tarima
las viejas han quedado desnudas
y contrario a lo que podría pensarse
en la estancia (o parque, o plaza)
solo se encuentran ellas,
arrugadas como testículos,
y M, que no deja de mirar y sonreír
De improviso nace el sol
las nubes se amontonan en
cumulonimbos, y actores
y espectador dejan la escena
caminando en direcciones contrarias
Solo un niño solo, desde cualquier rincón
de cualquier plaza en una ciudad cualquiera
aplaude fervorosamente la rebelión de
las viejas blasfemas.
Coffee break
un grupo de enmascarados irrumpe
en la calma de la fiesta mecanizada
y gritan:
¡nadie se mueva!
--¡arriba las manos!
---¡esto es un contrato!
no hay café colombiano que me levante
de mi letargo infinito
a lo Oliverio Girondo:
sempiternísimamente archicansado
es que no estoy dormido
ni despierto del todo
percibo hologramas
--de reflejos
---de copias
----de las cosas que me dicen "son reales"
me tranquilizo, los enmascarados se han ido
no era nada, mi jefe los ha despachado
y de paso ha firmado el contrato
por mi
--por todos
gracias señor
tengo tiempo para una siesta
o para actualizar mi estado
lo que venga primero:
el cansancio o la urgencia de pertenecer
qué más da.
Poética
tu propia inyección
alucina mundos
huye a las montañas
con Elqui
con Prchal
porque poesía no es más que
el silencio de
el ojo de oro
la cordura de
Lucho Hernández
poesía no es más
que una nueva
forma de habitar
la Tierra.
30 junio 2011
Et cetera
Acurrucado bajo el fulgor
Vino salado de la estepa
*insertar secuencia de imágenes*
Etc
Etc.
Etcétera
Et cetera
Hace dos años tenía una esposa, un hijo, una hija, etcétera. Un día de verano, soleado, caluroso, etcétera, salimos a pasear en auto hacia las afueras de la ciudad. También tenía un perro, dos gatos, unos cuantos peces, etcétera. Cruzamos la frontera urbana y paramos al pie de la carretera, para acampar al pie de un acantilado costero. Primero bajé yo, luego mi esposa, luego mi hijo, etcétera. Tendimos una manta en el suelo y colocamos (no recuerdo si en este orden) pan, queso, jamón, etcétera.
Luego desperté en una comisaría (o eso me gustaría creer) y un policía no se cansaba de repetir: ¿Y lo demás?, ¡Y lo demás!, ¡Y lo demás loco de mierda!
Lo demás se sobreentiende gracias a una progresión lógica o al contexto
Lo demás no interesa expresar
Lo demás lo he olvidado
Y lo demás es etcéteramente etcétera
29 junio 2011
Papá
¿por qué me pensaste?
nunca te hice ningún mal
y sin embargo me llevabas de la mano
me ataste a tu sonrisa
y te acostabas con mujeres
te vi partir cada día al trabajo
mientras la tele me alimentaba
te declaras inocente de toda culpa
tú no sabías nada
y aún así
¿por qué me sacaste de tus entrañas?
¿por qué me jodiste mi existencia?
¿por qué no tengo padre, papá?
La pasajera
maniática y desenfadada,
el radar de tus ojos
solo funcionará esta noche
antes de que él te lleve
al infierno de las palabras
Sí, él, Santiago
autor de tu muerte
y de mi muerte
Tranquilo, no te muevas
o tu cabeza caerá
por el abismo de la oración
Es inútil huir
tu huida está escrita
al igual que mi presencia
pero no así esta palpitación
esta humedad del trópico
que reclama el asalto final
la estocada del torero
a la bestia sangrante
Quiero un aborto tuyo,
tu mejor regalo
será el fantasma de un feto
Jódete Santiago Roncagliolo,
esta muerta indolente
no vivirá virgen.
15 junio 2011
El mejor poeta es el que mejor se vende
versos que has leído,
le cantaré a la naturaleza
y a la vida
de una forma nunca antes vista
Retrataré el horror en la cara del indio
al ver sus tierras inundadas
por la represa,
Se llamará (el poema) Belomonte y me ganará cinco premios
Que es trillado, me dirán
que el progreso requiere de indios desamparados
que ya todo está dicho
Entonces me declararé postmoderno
y escupiré versos catatónicos
le cantaré al alcohol y a las prostitutas
y saborearé mi gloria a través del suicidio
Que ya todo está dicho, dicen de nuevo
¿qué quiere entonces el lector contemporáneo?
¿quiere resquebrajamiento o quiere evasión?
Cantarle al amor
a la existencia
al placer
al sexo
Ya nada inquieta
Sin embargo, lo haré
me mojaré y lo haré
Voy a escribir los mejores
versos que has
¡Alto!
Encienden la tele...
¡Hola, soy Andrés Guschmer, y soy un hombre Yanbal!
...Apagan mi mente.
El origen
En la gruta donde
fluyó nuestra atracción,
se encierra, bajo las
conchas incrustadas,
el origen de mi confusión
Sin embargo,
no he vuelto ya a esa playa,
donde el jardín de tu pubis
me sonrojó las neuronas
Nada puede herirme,
solo tu dolor, mujer
Y voy (detrás de ti)
buscando la manera
de que la duda sempiterna
me deje de turbar.
09 junio 2011
Manifiesto Intertextual [Poético-terrorista]*
Wittgenstein
El decir no es lo dicho (le dire n'est pas le dit)
Heidegger
El lenguaje es opresión
Foucault
Un idioma es el universo traducido a ese idioma
Granizada – J.A. Ramos Sucre
Anda en mi cerebro una gramática dolorosa y brutal.
Flor de contradicciones bailando un fox-trot sobre el sepulcro de Dios.
Leiramombaririlanla
Altazor – Vicente Huidobro
Estamos viviendo el luto de nuestro tiempo
No a las respetables putas de la belleza
No a los distinguidos perros de la poesía
Todos los géneros son una convención que no necesitamos
Héctor Hernández Montecinos – de Los sueños divinos (1999-2009)
Hay que abrir de par en par las ventanas y tirar todo a la calle, pero sobre todo hay que tirar también la ventana, y nosotros con ella.
Julio Cortázar, Rayuela, capítulo 147; extraído de Tratados en La Habana, de José Lezama Lima.
Ni tibios epicúreos, ni inflados sibaritas. Una especie de hedonismo espiritual, un verdadero Sendero del Placer, la visión de una buena vida que es a un tiempo noble y posible, enraizada en un sentido de la espléndida superabundancia de la realidad.
Hedónica aplicada – Hakim Bey
Dar rienda suelta a las pasiones inmorales, en la cotidianidad, en nuestras intimidades. Correr hacia el abismo de lo desconocido. Provocar el fin de las normalidades.
Pasiones inmorales – Axión//Protesta
La vida giraba en torno nuestro como el paisaje en los ojos de un ebrio. ¿Tiene sentido esta vida?Trabajamos para comer y comemos para trabajar. Lo que hay, es que esas cosas uno no las puede decir a la gente. Lo tomarían por loco.
Y yo me digo: ¿qué hago de esta vida que hay en mí? Y me gustaría darla... regalarla... acercarme a las personas y decirles: ¡Ustedes tienen que ser alegres! ¿saben? tienen que jugar a los piratas... hacer ciudades de mármol... reírse... hacer fuegos artificiales...
Y me dan ganas de reír, de salir a la calle y pegarles puñetazos amistosos a la gente. Y seré hermoso como Judas Iscariote y toda la vida llevaré una pena.. pero ¡ah! es linda la vida.
Yo no soy un perverso, soy un curioso de esta fuerza enorme que está en mi.
Extractos de El juguete rabioso – Roberto Arlt
Chúpaselo, chúpatelo, chupémoselo.
Subvertir la realidad cotidiana de la poesía actual.
El riesgo siempre está en otra parte. El verdadero poeta es el que siempre está abandonándose. Nunca demasiado tiempo en un mismo lugar, como los guerrilleros, como los ovnis, como los ojos blancos de los prisioneros a cadena perpetua.
Manifiesto infrarrealista – Roberto Bolaño
Nuestro egoísmo es ya superlativo; nuestra convicción, inquebrantable
Como Zaratustra nos hemos librado de la pesadez, nos hemos sacudido los prejuicios. Nuestra gran risa es una gran risa.
Combatir la nada oficial de libros, exposiciones y teatro.
Manifiesto estridentista número 1 – Manuel Maples Arce
Únicamente cuando se pierde todo somos libres para actuar.
La autoperfección es simple masturbación, sólo la autodestrucción conlleva evolución.
La publicidad nos hace desear coches y ropas, tenemos empleos que odiamos para comprar mierda que no necesitamos. Somos los hijos malditos de la historia, desarraigados y sin objetivos. No hemos sufrido una gran guerra, ni una depresión. Nuestra guerra es la guerra espiritual, nuestra gran depresión es nuestra vida. Crecimos con la televisión que nos hizo creer que algún día seriamos millonarios, dioses del cine o estrellas del rock, pero no lo seremos y poco a poco lo entendemos, lo que hace que estemos muy cabreados.
El club de la pelea – Chuck Palahniuk
Como poeta sería maricón o, si acaso loca, como Whitman y Blake. Neruda y Paz, en cambio, son maricas.
Roberto Bolaño, EL MUNDO, 14 de agosto de 2002.
Tomen el Pornoterrorismo y háganlo suyo, coman de él todas, déjense poseer por él, que su mutación continué con tantas formas como cuerpos haya, que su escurridiza forma siga escapándose de las manos de todas, ya sea por cosquilleo, ya sea porque nos ha cortado la carne y ahora sangramos.
Manifiesto Pornoterrorista
Everything is a remix. Todos somos parientes de Pierre Menard. No te confíes de las palabras. No hay necesidad de buscar la “originalidad” vanguardista, tal sutileza no existe. Tan solo busca develar lo antes dicho y darle la vuelta de tuerca que los ojos-tuerto no han visto.
Militar contra toda institución de cultura. Vamos a lanzar huevos a la Casa de la Cultura (que más parece un museo de ratas). Vamos a lanzar poemas al basurero municipal. Vamos a lanzar sapos sobre las cabezas de los congresistas.
Tenemos la rage, como Kenny Arkana, estamos cansados de la nueva ola posmodernista putista droguista neohippie. Ya todo lo hicieron los Beats. También Allen Ginsberg, amigo personal de Martín Adán. Incluso el testaferro de la oligarquía incursionó en la pornomiseria (para qué recordar la porquería de versos del tipo “solo nos queda Barcelona”). Estamos hartos de todos los poetas-estrellas de rock-suicidas que lo que necesitan es penetrar o ser penetrados. “Después de clases nos matamos” parece que gritaran en sus versos vomitados.
Seamos baudelerianos en la técnica, rimbaudianos y lautreamontianos en la actitud.
Hay que habitar poéticamente, como cuando Ferlinghetti nos señaló entre las llamas.
Proletarios del mundo entero, váyanse a la mierda. Burgueses del mundo entero, auspicien mis obras, luego váyanse a la mierda también.
Acepta la miseria de tu existencia y sé feliz por primera vez en tu vida. No hay nadie a quién salvar ni nada qué celebrar. Hace falta que no haga falta nada. Que no te moleste. Exprime los libros. Devenir Funes. Cultiva la metáfora y el relato breve. Sé conciso y cuida el ritmo. A la mierda latinoamérica la barroca. No más macondos ni catedrales ni heroes ni tumbas ni julius ni pájaros obscenos. Queremos más continuidad de los parques, más ultras, más grageas para morir de pie (como diría el Huilakso).
Pelea con nosotros. Tal nuestra invitación tal nuestro mandato. Que llueva sangre.
Interven. Este manifiesto será re-escrito una y mil veces por todos.
*Manifiesto no reconocido por
ninguna organización desde
alguna parte del mundo.
01 junio 2011
No somos terroristas
tú lo sabes bien;
nos queman el mundo
y solo ruego
que me alcancen
las caricias y los besos
para despertarte a medianoche
y pedalear sobre las ruinas
de su mundo
de rosarios y listones;
estamos despiertos,
deja que los demás duerman;
bandoleros desnudos
entonando canciones piratas,
¿Quién quiere dormir
en una ciudad que nunca despierta?
11 mayo 2011
Diario (La rayuela y el caligramalhecho)
Miércoles 11 mayo 2011 (22:13 horas):
(Hoy encontré este pequeño texto entre las hojas de un cuaderno cuadriculado que tenía debajo de mi cama. Al parecer era otro diario, de otra epoca, con otras intenciones. Lo transcribo aquí en mi pequeña bitácora con algunos comentarios pertinentes con el paso del tiempo):
(...)a veces me convenzo de que la estupidez se llama triángulo, de que ocho por ocho es la locura o un perro... La rayuela de Julio presente con el café de la mañana... Los cálculos matemáticos de mi locura... Cadáver hirviente de mis anteojos invisibles... Convierten todo en gatitos maullantes... Los oigo nadar en mi taza... Los siento ahogarse y dejar de ronronear... Inserto la rayuela en el círculo mágico de porcelana... Suben y los revivo a besitos... Después de todo, la literatura sirve para poner a jugar a mis ocho perros(...)
(Este pequeño texto (que empieza con una frase sacada de la novela de Cortázar) venía acompañado de más palabras que no pude descrifrar y por eso he citado tan solo lo que parece ser parte coherente y unificada. Antes, al comienzo de la hoja se lee la siguiente inscripción)
Diciembre 5 (2002): La lectura de Rayuela y de ciertos caligramas por la red (no recuerdo los autores, me parece que Girondo y Apollinaire) me ha dado una pequeña idea (bueno para ser sinceros no es nada “ideado”, tan solo un caligrama con una frase de Rayuela), lo que pasa es que no logré hasta ahora construir la forma de la rayuela en donde insertar lo que había escrito. Las computadoras no son de mi agrado totalmente y creo que algo manual se verá mejor. Mientras tanto copiaré aquí debajo lo que tengo hasta ahora (espero no olvidarlo luego)
(Ese es el texto que acompañaba al otro texto del imaginado caligrama, debajo de todo eso y al final de la hoja había dibujado un juego de rayuela muy pequeño. Por ahora, y a estas alturas de la noche no se me ocurren más opciones que:
a) arreglar el texto y concluir el caligrama
b) guardarlo en este diario como una anécdota más
c) quemar el texto y dar por concluida una etapa de mi vida que solo me estaba anclando
d) irme a dormir y pensar mañana con mente clara y comida en el estómago
creo que me decidiré por...
e) todas las anteriores
Voy a arreglar esa miseria de texto, que parece un intento fallido de poema. Luego voy a guardar la anécdota de todo el proceso aquí mismo en este diario (supongo que mañana). Después de eso quemaré la primera hoja (creo que con pena... mucha pena) y para finalizar me iré a dormir (¡No! No puede ser, eso sería mañana y yo tengo hambre y sueño hoy... ¿qué hacer?... mejor me voy a dormir e invierto el orden de acción)
entonces así:
1)duermo hoy
2)quemar el texto (mañana, claro)
3)guardar el escrito del proceso como anécdota en este diario
4)arreglar el texto y concluir el caligrama
pero... ¡no! ¡no puede ser, si hago eso y quemo el texto primero luego no podría rehacerlo!... Ya a la mierda con los recuerdos voy a botar esa tontería a quién carajos le importa Cortázar y el puto caligrama... ¡me voy a dormir ya!)
Buenas noches, querido diario.
06 mayo 2011
Hierve bajo el sol
Recuerdo que hace muchos años, cuando recién empezaba mi naufragio escolar, mis padres me llevaban seguido a la playa. En mi memoria siempre estoy yo y está Playas. Nunca mi hermana ni mi casa. Tan solo mi padre o mi madre, en algunos casos mi abuelo intermitente, y la playa como desierto. Siempre quise llegar al mar pero antes debía recorrer el infierno. Recuerdo que todo se transformaba en lava ardiente y pegajosa. La arena succionaba mis piernas poco ágiles y a la vez iba invadiendo cada intersticio, se metía dentro de mis dedos, subía por mis piernas y si me descuidaba y caía me sentía como un hombre en llamas o un pescado apanado, arena insoportable por todas partes. Arena como sal prieta, asquerosamente salada que entraba en mi boca. Y luego el olor, una mezcla de tripas de pescado con azufre. No tenía más opción que llorar y alzar los brazos esperando las manos salvadoras que me saquen de ese lugar y me lleven a la purificadora agua.
Ya no se encuentra en mi memoria el día en que comencé a gustar de la arena. No sé si fue un proceso lento o si en un instante me encontraba jugando en ella como si nada. Tal vez llegó un día en que dejó de interesarme su malestar, así como todo en algún momento deja de ser interesante para mí. Lo que sé es que ahora la siento parte mía, es mi cama de motel en noches de carnaval, es la cancha de fútbol que nunca tuve, es mi patio de juegos, la entrada a mi piscina y hoy se había convertido en mi tumba hirviente hasta que ella me resucitó con el estruendo de su risa.
04 mayo 2011
Ratas de ciudad
ejes del rizoma
maquillaje edulcorante
- disfraces de ciudad fea
constituyen islas
bastiones de lo convencional
que devienen
en
Las calles de mi ciudad
tentáculos negros
rectos
- curvos
con ventosas humeantes
asquerosas
- apestosas
donde habitan ellas
Las que beben
del meado de dios
y que conviven
amando
- y atacando
a mis amigos
putas, maricones, indigentes
y muy de vez en cuando
se erigen en gobernantes.