28 abril 2010

Decondicionamiento o Cómo recuperar el arte de la locura sin perder un solo cabello

¿Por qué tan lejos de los dioses? Quizá por preguntarlo. ¿Y qué? El hombre es el animal que pregunta. El día en que verdaderamente sepamos preguntar, habrá diálogo. Por ahora las preguntas nos alejan vertiginosamente de las respuestas. ¿Qué epifanía podemos esperar si nos estamos ahogando en la más falsa de las libertades, la dialéctica judeo-cristiana? Nos hace falta un Novum Organum de verdad, hay que abrir de par en par las ventanas y tirar todo a la calle, pero sobre todo hay que tirar también la ventana, y nosotros con ella. Es la muerte, o salir volando. Hay que hacerlo, de alguna manera hay que hacerlo. Tener el valor de entrar en mitad de las fiestas y poner sobre la cabeza de la relampagueante dueña de casa un hermoso sapo verde, regalo de la noche, y asistir sin horror a la venganza de los lacayos.

Julio Cortázar, Rayuela, capítulo 147; extraído de Tratados en La Habana, de José Lezama Lima.

1 comentario:

Juan Gabriel dijo...

Me parece que la esencia de este extracto es supersticioso y falaz. No hay motivo alguno para considerar que nuestra existencia es especial y, peor aún, que esté dotada de un carácter cósmico.

Yo, además, no creo que existan esas preguntas, ni tampoco entiendo por qué la gente las inventa, incurriendo en afirmaciones totalmente supersticiosas y lejanas a la razón. Y si por alguna razón tales preguntas existirían, igualmente de nada nos serviría. Seríamos igual de egoístas, aunque lo más probable es que seríamos más egoístas, ya que cada persona se limitaría a su propia revelación, ensimismándose en sus creencias totalmente individualistas, creando conflictos entre las creencias de las personas. Eso, además, da cabida a la vanidad y al engreimiento. No sé, por lo tanto, qué de maravilloso tiene ahondar en este asunto.