20 abril 2010

Martes



Viste mami que me lo mataron a mi Junior, ¡Ay mijita! no hable peste del campeón, Pero es cierto mami, me lo mataron, me lo mataron esos gringos desgraciados, Basta Julieta, aprieta la lengua y explícame bien todo esto que dices, Que lo mataron mamá, lo acabo de ver aurita en el noticiero.

Esa noche, al llegar a casa, Don Artemio fue recibido por los sollozos de su hija que, al canto de '¡¿Papá supiste?! ¡pobre mi Junior!', se desparramó a sus pies. Si mija, un cumpa del laburo me contó lo del campeón, pobre de su familia, tan joven.

Julieta no paró de lamentarse hasta casi la medianoche, su madre le hizo compañía con rezos constantes, encomendando a Dios el alma del Campeón. Las fantasías recubren lamentos, mamá ¿por qué?, no lo entiendo, ¡lo tenía todo! No te olvides de lo que pasó con la modelito esa, Sí mamá pero ella no lo merecía a él, además que eso ya fue hace tiempo, No creas miamor, donde hubo amor cenizas quedan, así que mejor ya duerme que está lloviendo y mañana no habrá carro que te lleve a clases, ¡Ay mami! pero le digo a Ramoncito que me lleve, de eso no hay que dudarlo, él lo hará, Mmm bueno pero no sé, no me agrada mucho ese muchacho, siempre tan solito.. y por cierto ¿dónde andará que hace días que no lo veo? ¿Días? si apenas antier estuvo ahí en su terraza jugando malabares, como siempre.

Campeón invicto tras 27 peleas, Junior Canales ahora pasaba más tiempo en Las Vegas del que hubiera imaginado cuando lustraba zapatos por las plazitas de su natal San Juan. Aún así nunca se olvidó del trópico latinoamericano y siempre volvía para ver a su gente. El 27 de enero del '97 se casó con quien fuera el amor de su adolescencia, en Miami; a dos meses de haber obtenido el título de campeón del Consejo Mundial de Boxeo en categoría ligera.
La noche en que mató a su esposa, Junior Canales nunca se había sentido tan desesperado en su vida. Todo lo que aceptaba como cierto no lo era. La realidad no reflejaba lo que sus ojos veían, y las imágenes que constantemente llegaban a su cabeza eran tan solo meras representaciones fallidas de una sórdida realidad camuflada.

No sé quien soy, no sé qué hago aquí ni por qué me casé contigo.. mira, yo te amo y creo que a nadie podría amar más de lo que te amo a ti, pero.. pero está esto, esto que me agobia, Pero mi amor, ¿por qué no me cuentas? o cuéntaselo a alguien más, tienes que contarlo, no te lo puedes quedar, No puedo, sí puedes, No, no puedo.

Junior Canales dirigió sus pasos a la cocina y luego al cuarto, Emma dormía. Él se acerca, la siente, la besa y se acuesta a su lado. No sé si soy o si les pertenezco, no sé si el amor es para mantenerlo. El cuchillo resplandeciente rasga a Emma, la atraviesa, la penetra. Junior enjuaga sus lágrimas y se reclina en el sofá junto a la ventana. Pasan dos días hasta que decide entregarse por su propia cuenta. La policía no logra explicarse el asunto, Junior es un personaje tan querido que verlo tras las rejas le amarga el día a cualquiera.

El dos de abril pasado el Campeón fue encontrado muerto en su celda. De una soga colgaba su cuerpo, no habían señales de pelea ni de forcejeo, todo tan limpio, pulcro, fantasmal. Solo algo, una nota en el bolsillo de Junior que decía: ..y si no tengo nada cómo me sostengo.

La tarde del día siguiente Julieta García y su familia acudieron al cementerio. No estaban solos, los acompañaban más de doscientas mil personas en procesión desde la casa del Campeón. Nunca se vio tanta conmoción en un funeral, ni en días de guerra. No hubo clases.

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