19 noviembre 2009

Janos, delincuente y príncipe libre

“Esta vez, sin embargo, vendré como el victorioso Dionisio,
convirtiendo el mundo en una fiesta... no me sobra el tiempo...”
--Nietzsche (de su última carta, ya 'loco', a Cósima Wagner)

Voy a contar esta historia tal como lo hubiera querido Janos si su cuerpo no poblara hoy las inexpugnables profundidades del río Guayas, lo haré como si solo hubiera pasado un día aunque sé en realidad que para nosotros este año transcurrió entero de una aurora a un ocaso.

Esta ciudad es una ciudad diferente hoy, diferente a lo que era anoche, acabo de despertar y me molesta tanto esta tierra asquerosa de cementerio que penetra tanto en mi cuerpo, aunque creo que es mi cuerpo el que retrocede, dejando paso a mis órganos vacíos y a mis huesos, signos precarios de un cuerpo de belleza griega.

Todo, es decir, todo lo que tiene que ver con Janos, comenzó hace un año (o una noche, como prefieras), apenas el sol ocultó su escandalosa luminosidad bajo los cimientos de las casas nosotros despertamos, y en eso estaba, sacudiéndome las ropas porque no somos fantasmas ni espíritus tampoco enviados del demonio, aun cuando muchos de nosotros seamos más malos que el mismo Satanás, y mucho menos enviados de Dios, me atrevería a decir que somos los hijos no deseados de Dios, sus errores. En fin, fui a buscar a Alain, que no estaba tan lejos y siempre se trae algo bueno entre manos.

Había bebido más de siete vasos de colada morada y parecía que solo esperaba el momento de estallar en una diarrea incontenible, pero la contuvo, llegaron sus padres y lo llevaron al nuevo Panteón Metropolitano, donde hace 6 meses habían enterrado a su hermana menor, víctima de una bala colombiana que iba dirigida a uno de tantos políticos con aires de Mesías y sueños de tirano.
-¿Por qué tenemos que ir al cementerio de noche?
-Porque tu madre y yo trabajamos todo el día, por eso- respondió con tono de enfado y cansancio su padre.
-Y además porque tu hermana se lo merece, al menos hoy, esta noche- añadió su madre.
-¿Y no se supone que estamos en feriado y no hay escuela ni trabajo?
-No empieces, Janos, cambia esa actitud de delincuente - sentenció su padre.
Entraron al panteón y fueron directo a la tumba de la hermana de Janos, dejaron unas flores compradas en la entrada, la madre rezó en silencio mientras el padre de Janos fumaba un cigarrillo intentando disimular un par de lágrimas escurridizas, fue en ese instante que cruzamos miradas por primera vez con Janos.

Alain y yo no hacía mucho que nos conocíamos, habían sido un par de noches atrás cuando lo ví por primera vez, tinturando de rojo las piletas del malecón, solté una sonrisa cómplice cuando me vio y desde ese momento fuimos inseparables.
-¿Tú quién eres? - me preguntó al verme verlo con tanta insistencia.
-Mi nombre es Karen Sibaja - le dije -,
-vengo del cementerio al igual que tú, he visto tu foto en una de las tumbas de la zona norte- agregué, para darle sentido de confianza a mis palabras.
-Ah, bueno – dijo secamente-.
-¿Qué?
-¿Que cómo te llamas?
-Los nombres no me nombran, pero si quieres puedes decirme Alain, da igual – agregó con una sonrisa.
Y me tomó de la mano y recorrimos juntos el camino de vuelta al camposanto, me habló mucho de piratas, calaveras y diablillos, en ese orden, me contó de sus travesuras cada año (está bien, nosostros los muertos volvemos a esta vida cada día de difuntos, pasa un año pero para nosotros es una noche), de cómo hace más de quinientos años su cuerpo fue lanzado al mar en una trifulca entre piratas y la armada española, y de cómo trajo sus restos hasta Guayaquil y los dejó aquí, porque en ese tiempo esta ciudad era un emporio pirata, enclave del tráfico de riquezas y sueños.

Alain se adelantó y cautelosamente se escurrió entre dos tumbas mal colocadas y llegó donde estaba Janos, con una sonrisa lo tomó del brazo ligeramente y lo apartó de sus padres.
-¿Quiénes son ustedes?
-Somos Karen y Alain
-Si, y estamos muertos
Janos puso una cara de náuseas que aún no sé si fue por la colada o por nosotros pero no se dejó intimidar y dijo:
-Y si están muertos, ¿por qué los veo?
-Porque queremos que nos veas – dijo Alain.
-Si quieres ven con nosotros a ver nuestras fosas – agregué rapidamente.
Lo llevamos y conoció nuestros sepulcros y nuestra historia, sus ojos no mentían, destilaban luz y sus palabras también.
-Ven con nosotros, tenemos mucho que hacer – dijo Alain con voz de mentor.
Una vez que dejamos atrás a los padres de Janos con la excusa de ser viejos amigos y no con poca desconfianza de su parte, nos dirigimos a un supermercado de esos que tanto les gusta construir a los judíos, entramos y bebimos jugo, cerveza, agua y cola, aleatoriamente. Guardamos jamones serranos por dentro de nuestros abrigos, galletas cual billeteras en los pantalones, pan, vino, más jugo y salimos sin pagar un centavo, Janos nos miraba con una extrañeza que daba ternura pero salió de ese lugar como si hubiera hecho eso toda su vida, Alain y yo teníamos razón.

-Es raro – comentó Janos – me siento feliz a su lado.
-Eso es porque ahora eres quien eres, te has apropiado de tu vida y la haz hecho tuya – replicó Alain con un trozo de jamón entrando a su boca.
-Karen ¿por qué casi no hablas y sin embargo te comprendo solo con verte, siento la complicidad de tus pensamientos?
-Pues no lo sé, Alain es el teórico aquí – dije sonriendo.
-¿Y a qué viene todo esto que me han hablado, del desate de las pasiones, la vida nómade, y lo otro, cómo era, ah si, feral, qué es eso?
-Ya si no sabes qué es feral es porque la televisión e internet te han comido el cerebro – bromeó Alain en un tono de seriedad aún más risible.
-Feral es lo que fue revertido de la domesticación al estado salvaje; en el ser humano, sin los destrozos de diez mil años de civilización que la agricultura empezó y la revolución industrial se encargó de empeorar – dije, sorprendiendome de mis palabras.
-Hasta la Mona Lisa se cae a pedazos. – arguyó Alain – ¿De qué sirve levantarse del cementerio si se está vivo para encerrarse en fábricas de tortura y ya todos saben que la obligación más horrenda es la de jugar? a la mierda ese tiempo libre asfixiante y si crees que soy pesimista es que no has comprendido nada.
-Si te entiendo – dijo Janos con cierta timidez – pero responde mi pregunta.
-Y bueno, tú sabes por qué estamos aquí contigo, por esa luz que reuniste y te friega, como diría Luchito Hernández, porque sabes qué cambiar pero no en qué sentido, porque la esencia de la vida son las experiencias y no las relaciones humanas, lo sabes, pero hasta ahora no te atreviste a pensarlo de esa manera.
-Para nosotros la vida no pertenece al pasado -esa tierra de famosos fantasmas que atesoran los deslustrados productos de la tumba- ni al futuro, cuyos ciudadanos mutantes de cerebro de bombilla guardan tan celosamente los secretos de la inmortalidad, los vuelos más veloces que la luz, los genes de diseño y la disolución del estado, y mejor vamos a dar una vuelta, esto de estar quieta no va conmigo – dije serenamente.

Janos escuchaba atentamente nuestras palabras, y así mismo nosotros escuchábamos asombrados la increíble profundidad de sus respuestas, nos contó que nunca le gustó la escuela, que en los exámenes respondía con cadáveres exquisitos y automatismos psíquicos, que nunca quiso trabajar, que creía en el plagio y con el plagio creaba. Así estuvimos hasta casi el alba, cuando Janos nos detuvo a Alain y a mi y nos dijo:
-No es la oscuridad lo que los bárbaros esta vez traerán a este mundo, es la luz, que el triste Tzara se enorgullezca de mi, dejaré de vivir entre chimpancés y pasaré, cual Masanobu Fukuoka, a dispersar caos y terror poético por entre las calles de la ciudad-puerto, descansaré los veranos en Walden y haré brillar los inviernos al fuego de un magnicidio.
-¿Un magnífico homicidio? - dije en tono de broma, pero habiendo comprendido cada letra de la sabia declaración de Janos.
-Entonces, bienvenido, príncipe libre – concluyó Alain – Karen y yo te acompañaremos de tejado en tejado, cual bonobos jugueteándole al placer y la insurrección.

Fue entonces que nos abrazamos largamente en alguna avenida perdida entre edificios y semáforos solares, el sol ya dejaba vislumbrar sus tentáculos y mientras Alain y yo volvíamos lentamente a nuestro lugar de descanso, Janos paseó una vez más entre los vivos sonriendo a cada paso, dejando tras de sí una estela luminosa de lágrimas en el pavimento, no dejó de caminar hasta que llegó al puente que conecta dos ciudades y en un último suspiro pronunció: “Estoy despierto, dejaré que los demás duerman”. Y su sonoro cuerpo blandió las aguas del río color café, en un abrazo infinito.
En cada momento morimos y en cada momento volvemos a nacer, así fue como Janos en una determinación individual aceptó el sentido de la muerte y ahora, cada Día de los fieles difuntos (una fecha que quién sabe qué loco decidió) juguetea por entre las sombras de la ciudad; cuidado te lo encuentras, podría secuestrarte y hacerte feliz.

4 comentarios:

palabras con fuego dijo...

Es inexplicable lo q siento al leer un texto tan maravilloso como este, la muerte y la felicidad juntas son seres q no se logran ver de esa forma en esta realidad, me parece realmente agradable tu texto con las pinceladas antisistema y libertad.
muchos compañeros y compañeras han decidido irse de este mundo a buscar su propia libertad y a su manera, al igual q Janos, espero con ansias toparme en alguna sombra de esta ciudad a uno de tantos Janos
Es maravilloso sinceramente :D

Andrés Lalé dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Andrés Lalé dijo...

Muy bien, estimado amigo Miguel, lo q más me agrada es la ironía local en algunos pasajes del cuento, como: "Esas tiendas que les gusta hacer a los judíos"; la marcada influencia que tienes por los textos pesados que has leido ha sido el molde de este buen cuento. Como te dije el viernes, hay q buscar identidad literaria; ahora estas convocado para luchar con todos los que hacemos arte, para empapar la ciudad con gotas de lluvia cultural, a nuestra forma...

.:el cometa ludo:. dijo...

hei
me sorprende encontrar motivos y motivaciones comunes en tus tecstos... (también algunos nombres comunes)

gracias por tu post tan bonito a laculebrona. me gustaría saber de dónde eres i de dónde conoces nuestra musiquilla infernal.. lima? guayaquil???


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