10 enero 2012

La esperanza I


Esperanza primera

"Lasciate ogne speranza, voi ch'intrate"
Inferno – Dante

Tener esperanzas es también una manera de estar preso. En la sala de lecturas del Infierno no hace falta recordar el cartel que marca la entrada. Abandonadas las esperanzas se ha hecho la libertad. A las calles de mi barrio no las adornan ni polis ni prostitutas, diríase que nada sucede entre los barrotes de asfalto. La ciudad gime bajo el pavimento, la promesa de una alfombra de arena cálida al contacto con la piel se escurre como granos finos por entre los dedos. Ciudad presa. ¿En qué momento se había jodido todo? Ni deletreando a Zavalita hallo una respuesta. No la necesito porque no estoy preso. La ciudad no soy yo, sin embargo, l’état, c’est moi. La libertad es siempre un niño abierto de piernas bocabajo con la verga de su padre hiriente que se la ha metido de un envión. La esperanza es un gesto que recubre lamentos, son las gotas de lágrimas y semen congeladas en un poema que nunca será escrito.

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