Los días pasan como en
una novela decimonónica,
rebosando de descripciones,
asombro ante el ambiente, asimilación
de las sensaciones y nada,
o casi nada, de acciones
Todo tan lento
Las personas buenas se mueren primero, dice mi madre.
La escucho con la taza de café colgándome del rostro
saboreando la idea de que talvez yo nunca muera
o muera al último
o sea yo el primero en una larga fila.
No puede ser así,
el día está muy claro
y escupo café sobre el mantel
Hay que seguir leyendo y
cometer crímenes: Marcola
manteniendo la cordura y la locura
en un solo punto de equilibrio
siempre sobre la línea del horizonte
a un paso nada más de descender como los barcos
hacia el cielo al revés
Me visto como dios
para
ser humano y
con el sol a horcajadas sobre mi espalda
lo voy guiando hacia su lecho
despacito
paso a paso sobre partículas calientes
sobre la orilla salobre
y sobre las crestas blancas que
juegan a esconder
la línea de equilibrio
Todo está tan quieto
las huellas duelen
en los oídos, dentro
de los ojos
y por la nariz
hay que sumergirse
lento
profundo
en el azul.
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