A Paul Verlaine y Luis Hernández
En la gruta donde
fluyó nuestra atracción,
se encierra, bajo las
conchas incrustadas,
el origen de mi confusión
Sin embargo,
no he vuelto ya a esa playa,
donde el jardín de tu pubis
me sonrojó las neuronas
Nada puede herirme,
solo tu dolor, mujer
Y voy (detrás de ti)
buscando la manera
de que la duda sempiterna
me deje de turbar.
Bañera del fin
Hace 5 años
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